Río Trongol: un valle como zona de sacrificio
La sensación de ir más allá es como dar vueltas por algo conocido. Si bien lo que se ve al final, retrata un auténtico valle cordillerano, lo que se aprecia más abajo, es parecido a ver un chaleco lleno de hoyos.
Inmensos cráteres adornan tétricamente el Valle del Río Trongol en la Provincia de Arauco. No son por meteroritos, sino por un afán sin límites, protagonizado por camiones, maquinaria pesada, piedras y pequeños o medianos empresarios del territorio, que en el subsuelo del milenario valle encontraron la gallina de los huevos de oro.

El problema se remonta a la década de los 80 y 90, del siglo pasado. Primero acapararon terrenos, comprando parcelas a precio de mercado, no por la tranquilidad y el agrado, sino por las piedras, que más abajo conforman la estructura geológica del valle. Así, el territorio se transformó en una cantera gigante, donde cada día se extrae material para satisfacer la demanda industrial y de particulares en las comunas de Curanilahue, Los Álamos y Cañete, entre otras.
Sin fiscalización, las “parcelas” crecieron hasta tomarse la orilla del Río Trongol, dejando cicatrices que alteraron su curso y el ecosistema, hoy visiblemente dañado. Así, el beneficio para algunos fue a costa del sacrificio de una zona antiguamente rica en biodiversidad.

Don Carlos Varela Santibañez, visita a menudo la zona desde el año 1982. Es propietario de un sitio, y ahora ve como un socavón producto de faenas areneras en el lecho del río, carcome tu terreno invierno, tras invierno.
“El nivel del río iba junto a la parcela. Pero resulta que a principios de los 90, las empresas forestales comenzaron a tener requerimientos excesivos de ripio para sus caminos. Así entró el negocio de la piedra, que empezó muy pequeño, muy puntual, pero que fue creciendo y creciendo, produciendo esta situación que ya es una locura”.
“Queda muy poca piedra y uno ve que escarban en el cerro. Este es un negocio espectacular, porque se extrae gratis. Tú te compras una parcela, en 10 millones por ejemplo, pero le puedes sacar 500, entonces ahí está el negocio. Han hecho tira este valle y esto pertenece a los ciudadanos”, enfatiza.
“El tipo de fauna aquí es muy particular y si tu mueves eso, se modifica todo el ecosistema, ahora por ejemplo, no encuentras especies que había hace 30 años. Las personas que hacen esto modifican el curso del río a su antojo, porque no hay ningún control”.
El biólogo y académico, con un doctorado en una importante universidad europea, comenta que el año 2024 se formó “un taco más arriba y el río se desbordó, se vino como un aluvión, que comenzó a horadar toda la orilla. Aquí desapareció una casa, un quincho y una bodega que estaban en mi terreno y dejó un precipicio de unos 15 metros. Además, tengo que convivir con el ruido de los camiones y las máquinas. Todo este valle está hecho un desastre”, sostiene
El río
José Ignacio Sanchéz, es pescador y guía profesional de rafting. Tiene 33 años, vive en Curanilahue, y desde pequeño recuerda que el Río Trongol es parte de su entorno
“Toda mi familia es parte de este río, nosotros pescamos acá, disfrutamos acá el entorno, pero siempre con respeto a la naturaleza. Desde chico me acuerdo que veníamos al río y nos instalábamos en una de las orillas, que ahora ya no es accesible y así ha pasado en varios lugares, a no ser que uno vaya más arriba”, comenta José, quien estima que aún se puede recuperar parte del valle en el 50% que se encuentra menos intervenido.

“Se pueden hacer cosas para que este valle se rescate en parte, pero para eso tiene que haber un compromiso de todos, instituciones, personas. Las regulaciones no se están respetando, se está llegando cada vez más arriba con la extracción, mas cerca de la cordillera (Cordillera de Nahuelbuta). Eso no puede suceder, no se puede permitir seguir haciendo daño y produciendo más una zona de sacrificio de la que ya hay”, señala.
Actualmente, el marco normativo que coordina la extracción de áridos, se encuentra en actualización en el senado. Se espera así, dar forma a un complejo entramado jurídico, donde tienen participación distintos estamentos, que regulan la extracción de arena, piedras y rocas en el mar, en ríos y lagos.










